El entorno escolar no está formado únicamente por los espacios asignados a las clases sino que va más allá de las paredes del aula.
Las zonas comunes del centro educativo (vestíbulo, pasillos, escaleras, patio, sala de profesores, biblioteca, sala TIC...) pueden también ser transformados para enriquecer los procesos de aprendizaje de los alumnos, mejorar la convivencia, influir en los estados de ánimo, favorecer un mejor clima de trabajo y crear un ambiente que invite tanto a los estudiantes como al resto de la comunidad educativa a querer estar, participar y aprender.
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